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El arte y el riesgo del trabajo en altura en la industria forestal

El arte y el riesgo del trabajo en altura en la industria forestal

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En la industria forestal, algunas labores requieren no solo fuerza y resistencia, sino también especialización y destreza técnica. Entre ellas, el trabajo de los motosierristas trepadores destaca como una de las tareas más desafiantes y riesgosas, combinando habilidad física, conocimientos avanzados y un fuerte compromiso con la seguridad.

Personas como Eric Torres Aguilera y Miguel Bustos Silva, con años de experiencia en Forestal Antilemu, son ejemplos de dedicación y profesionalismo en una labor que no solo implica cortar árboles en altura, sino también garantizar la protección de infraestructuras y comunidades ante posibles peligros. Su historia refleja el sacrificio y la importancia de un trabajo esencial para el sector forestal.


Nueva faceta

Erick comenzó en el sector forestal en el área de plantación y fumigación en Rauco. Recuerda el esfuerzo físico que implicaba ese trabajo: "Era desgastante porque se caminaba mucho con bombas para fumigar y plantar. Es un trabajo sacrificado".

Con el tiempo, tuvo la oportunidad de aprender el manejo de la motosierra y descubrió la poda en altura. "Yo ya trepaba, así que fue una transición natural aprender la poda y el talado en altura", explica. Subraya que no cualquiera puede hacerlo sin conocimientos previos. Con la capacitación y la experiencia acumulada, perfeccionó su técnica y hoy forma parte del equipo de faenas especiales S-30 de Forestal Antilemu.


Para Erick, uno de los aspectos más atractivos de su trabajo es la adrenalina que implica. "Es una labor extrema, pero también tiene una gran satisfacción personal, ya que el trabajo técnico implica ir en ayuda del resto de la sociedad, sobre todo cuando se eliminan peligros inminentes como árboles que amenazan con caer sobre líneas de alta tensión, colegios o viviendas particulares".


Los riesgos del oficio

El trabajo de un trepador forestal conlleva múltiples riesgos. "El manejo de la motosierra en altura es una de las partes más peligrosas. Cualquier error puede tener consecuencias fatales. No es como estar en el suelo, donde puedes reaccionar más rápido", comenta Erick.

Para minimizar riesgos, el trabajo en equipo es clave. "Siempre estamos atentos, dándonos avisos, coordinándonos para que todo salga bien", destaca. A pesar de su pasión por la labor que realiza, reconoce lo sacrificado del oficio. "Hoy en día, la gente joven no quiere trabajar en el bosque. Sin embargo, con esta labor he podido educar a mis hijos y sacar adelante a mi familia".


Especialización única

Miguel Bustos Silva, parte del equipo de faenas especiales S-50 de Forestal Antilemu, lleva más de dos décadas en esta arriesgada profesión. Ha perfeccionado su especialización en el corte de árboles a gran altura, alcanzando hasta 70 metros.

Comenzó su vida laboral a los 22 años en Arauco. Su padre, motosierrista y luego operador de maquinaria, lo inspiró. “Desde joven fui observando a mi padre y a otros en el oficio, y de a poco me fui metiendo en este mundo”, recuerda Miguel.


Su primer contacto formal con el trabajo forestal fue en el raleo, actividad que aclara los bosques para su crecimiento. Más adelante, trabajó en cosecha con una máquina skidder, usada para arrastrar árboles talados. La inspiración para ser trepador surgió al ver a un compañero trabajar en altura. "Lo vi subiendo y trabajando allá arriba. Esa imagen me marcó. Fue entonces cuando dije: ‘Yo también quiero aprender’”, comenta.


No fue fácil al principio. Sus colegas dudaban de que lograría dominar la habilidad de trepar y talar desde las alturas. "Fui todo lo contrario a lo que pensaban. Trabajé duro y empecé a practicar junto a él", cuenta con orgullo.


Gracias a su perseverancia, Miguel se especializó en el trabajo en torres, una labor compleja y físicamente exigente, hasta convertirse en uno de los más experimentados trepadores de la región. Esta dedicación lo llevó a participar en los torneos forestales de Expocorma, donde ganó varios premios.


Los árboles más difíciles

El trabajo de un trepador forestal no es para cualquiera. Miguel explica que, para escalar y trabajar en árboles de gran altura, es fundamental tener buen estado físico y no sufrir de vértigo. “La persona que sufre de vértigo no puede trabajar en esto. Desde que empecé, nunca he tenido problemas con la altura”, asegura.


Otro aspecto clave es el conocimiento de las diferentes especies de árboles. Miguel ha aprendido a reconocer las características de cada tipo de madera, lo cual es vital para un corte seguro. "Los álamos, sauces y eucaliptos son los más difíciles de trabajar. La razón está en la fibra del árbol, que es muy diferente a la del pino, que es más uniforme", explica.

Para Miguel, el trabajo en altura es una fuente constante de adrenalina. “Es entretenido para quienes realmente nos gusta. Sientes algo especial allá arriba. Es como si cada árbol que escalas te diera una experiencia única”, comenta.


Hoy en día, Miguel disfruta formar a nuevos trepadores, aunque advierte que no todos los aspirantes tienen la disposición para aprender. “Me gusta que los muchachos observen, que vean lo que hago y que tengan ganas de aprender”, dice.


El trabajo forestal ha significado un crecimiento personal para Miguel, permitiéndole mejorar su situación económica y proyectarse a futuro. "Este rubro me ha permitido estabilidad y pensar en lo que quiero lograr para mí y mi familia", concluye.

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