Carta a las nuevas autoridades del país

Carta a las nuevas autoridades del país

El viernes 11 de marzo ustedes asumirán el mandato de conducir los destinos de nuestro país por el próximo período, tanto desde el poder Ejecutivo como desde el Legislativo. Sabemos que cuando lo hagan, se encontrarán con una larga lista de tareas que los habitantes de Chile demandan. Son todas dignas de consideración y respeto, pero ninguna es tan urgente como poner fin a la violencia descontrolada que vivimos en las regiones del Biobío y la Araucanía, y que avanza preocupantemente hacia Los Ríos y Los Lagos.

Los atentados a viviendas, iglesias y escuelas, la quema de maquinarias de trabajo, el robo de madera, las amenazas y extorsiones, los incendios intencionales y ataques a brigadistas forestales, se han convertido en actos que desde las demás regiones se han “normalizado”, poniéndole un manto de indiferencia e impunidad a una situación que ha escalado hasta cobrar la vida de personas, principalmente, trabajadores.

Quienes habitamos y trabajamos en estos territorios nos sentimos abandonados por el resto de nuestros compatriotas y por el Estado de Chile. Queremos que nos escuchen: las zonas rurales del sur del país se han vuelto una tierra donde lo que reina no es el Estado de derecho sino el estado del miedo. Miedo a no volver a casa, miedo a que cualquier integrante de la familia pueda ser asesinado en su lugar de trabajo, tal como sucedió el domingo pasado con Benjamín Bustos Manríquez (23) y Alejandro Carrasco Mellafe (30), acribillados a quemarropa cuando prestaban apoyo en forma pacífica a un grupo de brigadistas forestales en el combate de incendios.

Le pedimos al Presidente de la República electo, Gabriel Boric; a sus Ministro(a)s y Subsecretario(a)s; Senadore(a)s y Diputado(a)s, Gobernadore(a)s y Consejeros regionales, a todas las autoridades y líderes de opinión de nuestro país, que se pongan en nuestro lugar y actúen de manera coordinada y urgente para frenar esta violencia que nos está destruyendo como familias y comunidades y que, desde estas regiones, está corrompiendo las bases de nuestra sociedad.

Basta de indiferencia ante los asesinatos que asolan las zonas rurales de la Araucanía y el Biobío. Basta de medidas que no se aplican y no ponen freno al miedo y a la impunidad. Vivir y trabajar en paz es un derecho de todas y todos.

Quienes firmamos esta carta ofrecemos toda nuestra voluntad y nuestras capacidades para colaborar en el camino que lo haga posible.

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