Una nueva convivencia en el territorio Lleu Lleu
Comunidades mapuches y empresa CMPC
Hace dos años existe una nueva forma de relacionamiento entre 13 comunidades del Lago Lleu Lleu de la comuna de Tirúa y Forestal Mininco la empresa matriz de Mininco. Un proyecto propuesto por las comunidades mapuches que se centra en educación, desarrollo social, trabajo, restablecimiento de especies nativas y recuperación territorial.
Santo Reinao Millahual es dirigente mapuche de la comunidad Lorenzo Pilquimán Miquihue y coordinador de 13 comunidades del territorio del lago Lleu Lleu. En mayo de 2021, día de elecciones, circulaba en su camioneta acompañado por su hija de nueve años después de votar, cuando fue emboscado por dos vehículos, recibiendo varios disparos de armas de grueso calibre. En este mismo territorio, según explica, ha habido más de 20 ataques, diez vehículos sustraídos y quemas de muchas viviendas. Ha sido acusado de yanacona por sectores más radicales, a lo que responde que estos peñis están preocupados porque no queda espacio para sus acciones violentas. “Vea lo que hemos podido hacer (...) y vea el currículo de estos peñis (violentistas) que han actuado durante 20 años y cuántas hectáreas han recuperado a favor de los mapuches. Hoy las cosas han cambiado. Hoy tenemos dignidad económica, las familias están felices, el proyecto es exitoso y va a seguir siéndolo mientras nosotros sigamos existiendo y la empresa siga entregando posibilidades de mejorar este programa que hemos levantado en conjunto. Las comunidades hemos avanzado sin renunciar a nuestras aspiraciones de recuperación del territorio.”
Breve historia de las comunidades en Lleu Lleu
“Hoy represento a 13 comunidades del territorio del Lago Lleu Lleu, comunidades que históricamente han vivido desde antes de la llegada de los españoles y continuamos haciendo patria en esta parte del territorio. En reiteradas oportunidades nos hemos organizado para defender y mantener el territorio cuando se ha querido intervenir. Ya tenemos una historia de mucho tiempo donde hemos sido invadidos y reducidos.
Primero fue el despojo de la familia Ebensperguer en 1904, a las comunidades del fundo El Canelo que tenía productividad agrícola. Fuimos arrinconados hacia el oeste del Lago Lleu Lleu que hoy es el fundo Choque que está en manos de Forestal Mininco. En ese entonces, el 50% de nuestra gente que se opuso a ese proceso de reducción fueron quemadas en sus rucas y asesinadas. Me contaba mi abuelo que a su papá y a sus hermanos así los sacaron de El Canelo, hacia donde vivía un sobrino que se llamaba Choqún, y ahí quedó con ese nombre el fundo Choque. Quedan pocas familias que se reubicaron ahí: nosotros los Reinao, los Pilquimán, los Llevilao y los Antilao. Nos fueron reduciendo y controlando y eso se dio entre grandes luchas y acuerdos por muchos años.
Otro hito fue cuando los Ebensperguer le cedieron un terreno a los Eyheramendy con quienes se pudo llegar a un acuerdo de hacer un trabajo de “mediería” donde ellos daban la autorización para que el mapuche sembrara y nos entregaban la semilla, el trigo, la papa y todo el fertilizante. Ahí ya trabajaba nuestra generación, mi abuelo y mi papa hasta 1978. Trabajaron mucho tiempo de esa forma… mi abuelo tenía 15 años cuando empezó a sembrar de esa manera con las gringas y nunca les faltó la alimentación tradicional. Pudieron convivir y las gringas pasaban todas las herramientas, bueyes, vacas para la leche que se trasladaban en barcazas por el lago hacia el fundo Choque que hoy estamos reclamando.
Hasta 1978 fue ese acuerdo de caballeros entre los mapuches y los Eyheramendy que ocupaban el terreno, porque no eran dueños. Ese año llega Ponce Lerou, se hace dueño de esos fundos y saca a todos los medieros mapuches y no mapuches que vivían ahí. Cuando terminó esa forma de trabajar yo tenía ocho años y mi abuelo casi 80 años. El lloraba en el kitralhue porque nos íbamos a morir de hambre. Para él, era la segunda invasión que se le venía y producto de eso mi papá y toda mi familia se organizaron ese año en Ad mapu y se volvieron a dar las luchas duras.
En el ‘80 Pinochet hizo la subdivisión de las comunidades indígenas donde vivimos nosotros y el ‘84 tuvimos un enfrentamiento potente contra militares y carabineros, donde hubo peñis baleados y torturados. En esa época se reprimieron los juegos de chueca, se prohibía mucho en los colegios hablar el chedungún, practicar el guillatún, machitún y cualquier acto que significara recuperar nuestra cultura como pueblo. No se autorizaba en esos tiempos y fue muy duro mantenerla dentro de nuestro territorio.
Se siguió luchando y en el ’86 hicimos uso de una reserva que quedaba del fundo El Canelo y entramos a recuperar nuestra tierra en el fundo Choque cuando las empresas forestales ya tenían plantaciones. Tomamos posesión de los terrenos y nos fuimos enfrentando continuamente con la policía y militares hasta el año ‘90, cuando se crea una nueva política indígena por Patricio Aylwin que dice que la relación del Estado con los pueblos indígenas se hará a través de la creación de instituciones estatales y muchos de nuestros peñis optaron por constituirse como comunidad bajo esta ley. Dentro de esta nueva forma hubo señales de algunos gobiernos y se entregaron pequeñas compras de tierras, pero sin más apoyo, sin caminos, sin electrificación, sin una vida digna, sin herramientas ni equipamientos. Al final, las tierras hoy están botadas y no están siendo usadas por la misma despreocupación del Estado, por llevarlos a tierras que eran en otro lugar, no en sus comunidades, porque no quedan tierras en el territorio nuestro.
Desde el año ‘90 seguíamos reclamando los predios, ingresando, con peñis detenidos, procesados y condenados por violencia rural, también por hurto de madera y era bien dura la lucha porque también el fundo se incendiaba, se destruía y Mininco volvía a construir como empresa. Esta situación duró hasta el año 2018 cuando las comunidades llegamos a exigir, tanto a la policía como a la gente más cercana a Mininco”.
Comienzan los acercamientos
“Empezamos a exigir reunirnos con los altos ejecutivos de CMPC. Nosotros generalmente peleábamos con el guardabosque o con el supervisor, era una pelea chica. Y logramos contactarnos con Augusto Robert, gerente de asuntos públicos en Los Ángeles, y pudimos coordinar una primera reunión, en julio de 2018, donde les pedimos que hubiera alguien más de la empresa en esa reunión o si no no, no participábamos”.
Primer encuentro: “Cuándo llegamos, nos atendieron con cafecito y mientras esperábamos a quien nos recibiría, consultamos quiénes estarían en esta reunión -porque pensábamos retirarnos si no era Augusto Robert- y nos confirmaron que venía viajando Guillermo Turner (gerente de asuntos corporativos) para sumarse.
No lo conocíamos, entonces era interesante sentarnos con él. La reunión fue bastante tensa, nos dijimos de todo. Creo que él tuvo la templanza de escucharnos y la madurez de un empresario digamos, porque estaba en representación de una empresa multimillonaria en Chile y eso se valora harto. Nos escuchó y dijo: sigamos conversando, me puedo quedar, no tengo problemas, ya nos dijimos todo ahora conversemos como corresponde y veamos qué podemos hacer.
El objetivo de nosotros siempre fue plantear la restitución del territorio y conversamos qué forma había. Él dijo que la forma era conversar y llegar a acuerdo entre nosotros para entrar y usar el terreno de alguna manera que podíamos ir viendo. Nosotros no estuvimos de acuerdo porque conocimos cómo fue la reforma agraria, donde se le traspasó terreno al mundo campesino sin ninguna documentación legal. Por lo tanto, lo único que tenemos para recuperar tierra legalmente es la Ley Indígena y lo que está en las reglamentaciones del ministerio de Desarrollo Social y la Conadi. Les dijimos que era la única forma en la que podíamos seguir conversando el traspaso de tierra, si la Conadi estaba presente, si el Estado estaba presente en esta ocasión y que el Estado nos dijera si era posible o no comprar las tierras.
Acordamos una segunda reunión y que un grupo de dirigentes peñi viajaran a gestionar con el Estado si era posible la recuperación a través de la Conadi. A la semana siguiente, cuatro peñis fueron recibidos por el Ministro del Interior Andrés Chadwick en La Moneda, quien les dijo que debían esperar uno a dos años más para que se pudiera hacer algo”.
Segundo encuentro: “Nos sentamos a conversar nuevamente con Don Guillermo Turner y con Don Augusto y les contamos lo que nos respondió el Estado y ellos nos contaron qué pensaban. Nos ofrecieron un programa que tenían de buena vecindad para continuar trabajando juntos y ya no nos hiciéramos más daño por ninguno de los lados. Tajantemente rechazamos ese programa y dijimos que hiciéramos un plan de desarrollo en conjunto entre CMPC y los dirigentes del territorio. No teníamos planificada ninguna propuesta, pero el objetivo era el cómo mejoramos la calidad de vida de nuestra gente y la recuperación del territorio”.
Tercer encuentro: “Fuimos armando la propuesta, ellos nos proponían trabajo para 500 familias al tiro a través de contratistas que ellos tenían y de cualquier forma que usan ellos para entregar apoyo a las comunidades. Nosotros rechazamos eso de inmediato y les dijimos que nosotros íbamos a preparar una contra propuesta para la próxima reunión y si eso avanzaba, seguíamos conversando.
Para nosotros fue duro hacer una propuesta, porque teníamos todo tipo de gente al interior de las comunidades, algunos muy radicalizados y otro grupo que queríamos avanzar en la conversación, en especial, los dirigentes en su totalidad, los que creíamos que estaba la posibilidad de dar un paso de entendimiento con el mundo empresarial, pero al interior de las comunidades estaba el problema.
Hicimos elecciones democráticamente sobre la propuesta, si la trabajamos o no. Nadie sabía para donde íbamos, teníamos 15 días para hacer ese acercamiento en las 13 comunidades, creernos entre nosotros mismos. Había mucha incredulidad por la experiencia que teníamos hasta ese momento con ellos.
Para comunicar la propuesta nos juntamos como territorio, cuatro dirigentes por comunidad y tomábamos acuerdos de la siguiente forma: sacábamos aquello en lo que no estábamos de acuerdo y dejábamos los puntos en que sí, pensando siempre en que fuera para todos beneficioso. Priorizamos educación, tema social, productivo y también el tema laboral y en estos puntos nos centramos y ordenamos”.
Propuesta:
- En lo laboral: contratistas, transportistas y provisión de alimento a cargo de personas de las mismas comunidades, así como la producción de ropa y de implementos para las faenas forestales.
- En educación: becas especiales de $200.000 por alumno para financiar cualquier carrera universitaria o técnica de nivel superior, así como estudios de post grado.
- En lo social: el mejoramiento de la calidad de vida de las personas dentro de las comunidades, la empresa se hará cargo y mejorará todo aquello que el Estado debe hacer, pero no hace como mejorar los accesos, la electrificación y agua potable. Las mismas comunidades indicarán qué es lo que hay que hacer y dónde.
- Un programa especial para la recuperación con árboles nativos en la ribera este del Lago Lleu Lleu, desde la orilla hasta 200 metros hacia arriba. Para esto, promover proyectos de construcción de viveros para desarrollar especies nativas, uno por comunidad, donde se priorizará a mujeres jefas de hogar para que se hagan cargo de la producción de las plantas. Esto debía partir inmediatamente
- Recuperación del Fundo Choque de 25.000 hectáreas
Cuarto encuentro: “Llevamos nuestra propuesta y les dijimos en base a esto partimos y de aquí construimos y vamos conversando las cosas. Don Guillermo y Don Augusto lo tomaron por el lado positivo. Era marzo de 2019 y se les presentó el acuerdo votado y aprobado por todos, menos uno o dos peñis por comunidad que no quisieron ser parte, pero eran minoría. En cuanto a la recuperación de tierras, llegamos a un acuerdo de trabajar un comodato sobre el uso de la tierra, pero eso lo veríamos más adelante, ver cuál iba a ser la forma jurídica que le daríamos”.
Avances y resultados
“De marzo a agosto de 2019 nos pusimos a trabajar para llevar a cabo los puntos laborales y de recuperación nativa, fue súper rápido. En ningún punto nos dijeron que no, la beca fue bien discutida, por que ellos proponían la que tenían de $80.000, pero respetaron nuestra propuesta. Los sueldos partieron desde un buen monto, más imposiciones y colación. El año pasado plantamos las primeras 10 hectáreas de árboles nativos en la rivera, producidos por las propias mujeres de las comunidades y ahora están a punto de plantar 60 hectáreas más.
Se hacen trabajos silvícolas, raleos, podas, se hacen desbrotes (desmalezar) en el bosque en vez de fumigación, sin aplicación de químicos. También se trabaja en la restauración de bosque nativo que es lo más importante. Tenemos 20 viveros y siete personas por cada uno, donde el 70% son mujeres con sueldo e imposiciones. Le demostramos a Mininco que incluir a mujeres en su programa de trabajo forestal era bueno porque son muy responsables. Fuimos las primeras comunidades que instalamos ese modelo de trabajo, tenemos mujeres podando pino, haciendo desbrotes y plantando en la ribera del lago especies de árboles nativos. Yo estoy a cargo de un grupo donde las mujeres son 100% responsables.
Hemos seguido en conversaciones y sobre el punto de recuperación de tierras, propusimos que nos transformáramos en una sociedad comercial entre la empresa y las comunidades, donde una cantidad importante del uso de la tierra pase a manos nuestras y nosotros ser socios con ellos. Es un proyecto que estamos planteando a 50 años como mínimo y máximo a 100 años, que tenemos dudas con nuestros hijos y todo, pero si es un programa de respeto, de continuidad y de acuerdo no tengo ninguna duda de que eso va a ocurrir.
Hace cuatro años estamos practicando un sueldo digno en este territorio gracias al entendimiento que tuvimos con la empresa. Yo creo que todo se puede cuando hay voluntad y espero que este año se le dé luz verde al tema de la sociedad y cómo vamos a empezar a trabajar en los acuerdos de aquí para delante”.
Todo se puede
“Todos pasaron por una capacitación laboral financiada por la empresa. No era fácil, por ejemplo, para una señora contratarla por primera vez, enseñarle a ponerse su implementación, su casco de seguridad, firmar el libro, tomarse la temperatura por que se nos vino la pandemia, montones de cosas que ellas hoy saben y se aplican.
Somos 2.800 personas en la última encuesta que hicimos nosotros los mapuches en las 13 comunidades, 500 familias están trabajando en el proyecto, a lo menos está trabajando una persona por familia. Solamente no trabaja la tercera edad y no hemos creado un programa para ellos. Los niños asisten a las escuelas públicas, liceos y a algunas escuelas privadas de la comuna.
No he visto a ningún dirigente que se haya salido del proyecto. Es que, si nunca tuviste una estabilidad laboral, con un sueldo digno, te capacitaron, te formaron ¿quién va a estar disconforme?
Violencia y amenazas
“Tuvimos costros muy duros el año 2019 y 2020. La CAM se nos opuso duramente, la Weichan Auca Mapu y todos los movimientos revolucionarios que estaban al interior del territorio, pero lamentablemente para ellos, cuando las comunidades toman su acuerdo los movimientos no pueden sobrepasar las decisiones de un pueblo.
Y sigue siendo duro todavía, aquí las organizaciones radicalizadas no han descansado en contra de nosotros, nos han acusado de yanaconas, de vendidos, de traidores, nos han quemado casas y bodegas al interior de las comunidades, han quemado los camiones a los peñis, nos han baleado las camionetas, todo esto lo siguen haciendo permanentemente, pero cuando existe una organización fuerte territorialmente, no son capaces. Nosotros no usamos el arma, no tenemos las manos manchadas con sangre mapuche y no lo vamos a tener, ese es el valor que tiene este proyecto y estas comunidades. Si uno como mapuche se mancha las manos con sangre de un peñi o de una lamien, eso no es dignidad, ninguna lucha es digna cuando atacas a la propia gente que pretende defender y no vamos a permitir que ninguna organización de este tipo, lidere nuestro territorio.
Yo le dije a Héctor Llaitul, lucha en tu territorio, hazte líder allá no en el Lleu Lleu y se lo digo a cualquier dirigente de una organización mapuche: si queremos levantar y promover el desarrollo, si queremos cambiar nuestra forma de vida, primero lideremos nuestras propias comunidades y nuestro propio territorio, ahí tenemos dignidad mapuche, ahí tenemos todo el newen, todo el conocimiento, tenemos la responsabilidad y capacidad de darle conducción a un territorio cuando estamos dentro de él. Nuestro territorio tiene la capacidad política, social, económica, cultural y tiene todos los kimche necesarios para sacar adelante un proyecto de este tipo adelante”.
Un nuevo modelo
“Las comunidades seguimos en el proyecto y vamos a seguir, eso está super claro. Quienes se opusieron y no participan continúan así talvez por orgullo, pero estamos conscientes que son familias de nuestras comunidades que en cualquier momento que ellos quieran ser parte de este proyecto, los vamos a considerar, porque nuestro objetivo es desarrollar y cambiar la forma de un modelo de vida que hemos tenido permanentemente los mapuches en nuestro territorio.
En algún momento, esto se va a transformar en un modelo de desarrollo entre el sistema económico que hay y el que las comunidades pretenden. Ahora, podemos estar equivocados en algunas cosas, se puede mejorar, pero no es malo. Me han consultado de otras comunidades cómo lo hacemos y hay mucha gente entrando al programa laboral común de otras comunidades y están entusiasmados.
Va a llegar el momento en la historia que será un hito lo que hemos logrado en esta forma de acuerdo, porque lo primero que hay que tener es respeto, la confianza entre ambas partes, empezarse a querer. Cuando uno se sienta con un empresario las diferencias son chocantes, son muy duras y cuando hay diez comunidades, cuatro dirigentes por cada una, son 40 personas que pensamos diferentes y algunos son más duros que otros. Entonces para eso la empresa tiene que estar disponible, poner sus mejores equipos para conversar y llegar un acuerdo para que ambas partes ganen.
En las últimas dos reuniones en 2019, cuando nos empezaron a quemar las casas, nos sentamos con el Sr. Ruiz Tagle y el Sr. Gacitúa, presidente del directorio y le mostramos el proyecto como era y nos sinceramos por ambos lados y los apoyos han sido bien comprometidos por parte de la empresa, no ha habido duda entre los grandes ejecutivos y esperamos llegar a nuestro último acuerdo, las 25.000 hectáreas y eso viene con un plan para ordenar nuestro territorio por los nuevos 50 años. Nunca vamos a renunciar a la recuperación territorial y menos ahora.