“En este rubro uno nunca termina de aprender”

“En este rubro uno nunca termina de aprender”

Leonel Pinar, Camionero de Transportes Parra

“En este rubro uno nunca termina de aprender”

Leonel Pinar Maldonado es de aquellos hombres alegres, respetuosos, optimistas y agradecidos que se encuentran entre los trabajadores forestales. Casado con Gloria, padre de dos hijos profesionales y abuelo de gemelas, nació -como él dice- “al amparo de un árbol, al amparo de las forestales”. Oriundo de Quilleco, fue el mayor de siete hermanos y de niño debía aportar en lo que pudiera. “Es que éramos tantos hermanos que teníamos que ayudar en la casa y el mayor siempre tiene que dar el ejemplo. Antes uno tenía que trabajar si o si porque las necesidades eran grandes, no es como ahora, fuimos hechos a hacha como se dice, pero aquí estamos”, recuerda. 

En las vacaciones de invierno plantaba pino junto a una cuadrilla de compañeros de curso, “yo le puedo decir que empecé plantando pino cuando tenía 12 años y me pagaban $5 por pino plantado, imagínese en esos años, desde ahí empecé en el rubro forestal, después anduvimos en las cosechas y fui profesionalizándome a través del tiempo”, explica.

Leonel, de 55 años, hoy recuerda que luego de terminar sus estudios y realizar el servicio militar, volvió a los camiones. “Cuando estaba plantando cuando chico, me imaginaba en los camiones. El que manejaba un camión era un súper hombre prácticamente, cualquiera no entraba a trabajar a este rubro. Manejar un camión era algo demasiado importante dentro de un pueblo tan chico, pero de a poco fui aprendiendo, porque en este rubro uno nunca termina de aprender, todos los días se está aprendiendo alguna cosa”, reflexiona y agrega, “los camioneros somos profesionales de nuestro oficio porque no se estudia, es un oficio que se aprende y todos los días uno lo tiene que hacer de la mejor forma posible, siempre pensar en la seguridad, en los peligros y riesgos. Antes que nada, está la seguridad”.

La conciencia de la labor

Don Leonel lleva conduciendo camiones más de 20 años. A los 25 se subió al primero trabajando para un particular, “cuando tenían palanca de cambio”, recuerda. Luego entró a Mininco, donde en su primer día de trabajo un ingeniero le dijo “aquí usted mi amigo, no viene a aprender, viene a trabajar, a hacer las cosas bien y a cuidarse” y lo mismo repite él a los jóvenes que están empezando a trabajar. Hace 10 años es parte de Transportes Parra, donde está contento porque dice es una buena empresa. “No me gusta andar cambiándome de empresa, aunque me ofrezcan el doble. Uno tiene que demostrar lo que sabe y adaptarse a los principios y reglas de la empresa. Estoy contento, es buena empresa y lo bueno que uno tiene contacto directo con los dueños, si hay algún problema o inquietud, se conversa directamente con él”. 

“Esta pega es apasionante porque no todos los días son igual. Los caminos van cambiando y el clima plantea un desafío permanentemente, entonces uno lo debe tomar con tranquilidad y conciencia en la labor que desempeña. Este rubro es bonito. Todos los días son nuevos desafíos, pero a uno tiene que gustarle, no es entrar por plata a esto”y agrega, “lo más importante es la seguridad, pensar primero en el riesgo, en el accidente que puedo provocar y prevenirlo, es la conciencia que da la experiencia y el tiempo. Si uno anda transportando 45.000 kilos en caminos rurales y se encuentra con un auto, tiene que pensar que esa persona que va ahí tiene familia, es mantener un buen vivir con las comunidades, porque generalmente nuestra labor no es en las carreteras, es en los caminos rurales, en el cerro y en las quebradas”. 

Vive en Los Ángeles hace 30 años, emigró de Quilleco para forjarse un futuro mejor y cada día demora 10 minutos de su casa a la base, donde revisa su camión antes de comenzar la ruta de la jornada. Recuerda que, en las condiciones laborales pretéritas, no se sabía a qué hora se llegaba a la casa, “pero ahora no, todo ha cambiado y uno tiene que trabajar de acuerdo a la pauta que presenta la empresa, todos los lunes hay una planificación nueva”, explica y se emociona la reflexionar sobre lo logrado en su vida, “estoy contento de lo que hago y de la empresa donde trabajo, este camioncito me ha ayudado a pagar la educación de mi hijo, me ha ayudado a pagar mi casa, y también me da para viajar y salir a distraerme, así llego con energías al trabajo”. 

 

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