Proyecto pionero de rescate genético busca preservar la Araucaria araucana

Proyecto pionero de rescate genético busca preservar la Araucaria araucana

La Araucaria araucana, un ícono natural de Chile, está en peligro de extinción y su protección se ha convertido en una prioridad. Este árbol milenario, que crece en el sur del país y en parte de Argentina, ha sido objeto de numerosos estudios para entender y conservar sus características únicas.

Esta especie, también conocida como "pehuén", ha sobrevivido por millones de años en los bosques templados de la cordillera de los Andes y la cordillera de la Costa. Sin embargo, la amenaza de extinción se ha agudizado debido a problemas como la “muerte foliar”, que en 2020 devastó una gran cantidad de árboles en estas zonas.

Rodrigo Hasbún Zaror, Dr. en Biología por la Universidad de Oviedo e ingeniero forestal de la Universidad de Concepción y su equipo se embarcaron en una ambiciosa misión: descifrar el genoma de la Araucaria araucana. Antes de esto, ya había trabajado con marcadores moleculares en la especie, los cuales son pequeñas piezas de ADN que le permiten caracterizar genéticamente la especie y su población, sin tener un mapa completo del genoma. Este método es útil, pero limitado, ya que no ofrece una visión global de la composición genética de la especie.

"Era como trabajar con piezas al azar de un rompecabezas sin ver la imagen completa", explicó Hasbún. El mapa genómico de la araucaria se había convertido en una necesidad, por ejemplo, para comprender su resistencia a condiciones climáticas y ambientales extremas, así como mejorar su capacidad de adaptación. A partir de una colaboración con CMPC, el equipo ha logrado avances en el desciframiento de este complejo genoma.

Desafíos técnicos La compañía, además, ha facilitado el acceso a lugares para realizar ensayos de procedencia. Uno de ellos es el vivero Carlos Douglas, en Yumbel, donde se han generado más de 50.000 plantas araucaria a partir de recolecciones en diferentes zonas, permitiendo observar cómo se comportan los genotipos de las cordilleras de los Andes y de la Costa en un mismo ambiente.

Además, Hasbún ha podido secuenciar y armar grandes trozos del ADN de la Araucaria, formando una colección de 60.000 fragmentos (los más largos de 10 millones de bases) que, una vez unidos, permitirán generar la versión final del genoma de la especie. Sin embargo, la tarea es titánica: cada cromosoma de la especie posee alrededor de 2.000 millones de bases, lo que hace que el ensamblaje de estos fragmentos en un genoma de referencia sea una meta de largo plazo.

Versión 2.0 Hasbún y su equipo se encuentran en la etapa de refinamiento del genoma, con la meta de reducir los 60.000 fragmentos actuales a solo 12 cromosomas, el número característico de las coníferas. Una vez alcanzado este hito, se abrirán nuevas oportunidades para entender mejor la resistencia al estrés de la especie, su capacidad de adaptación a diferentes condiciones ambientales y su viabilidad a largo plazo.

Verónica Emhart, subgerente de Mejoramiento Forestal de CMPC, afirmó que "los genomas de referencia y los datos genómicos de las poblaciones pueden optimizar estrategias de conservación y restauración de la biodiversidad, haciéndolas más efectivas a largo plazo". Además, enfatizó que “este es el estudio genético más relevante de los últimos años, ya que buscar brindar el genoma completo de la especie en una plataforma pública, sin fragmentaciones”.

Respecto al papel de CMPC en esta investigación, Emhart explicó que “nuestro objetivo fue obtener una primera versión del ensamblaje en una plataforma de acceso libre para la comunidad científica”. En ese objetivo fue clave el aporte del Dr. Tomás Matus, de la Universidad de Valencia (España), dado que junto a su equipo se encargó de generar la plataforma, la cual puede ser visitada en http://plantaeviz.tomsbiolab.com:8001/easy_gdb/.

Este avance permitirá estandarizar los protocolos para evaluar y monitorear la diversidad genética de la especie, y así conocer su capacidad adaptativa. Asimismo, ayudará a integrar el conocimiento genético y evolutivo en la planificación de la conservación.

Un aspecto relevante señalado por Hasbún es la trazabilidad genética de la araucaria, especialmente importante para cumplir con las regulaciones a la exportación dictadas por CITES. Actualmente, la extracción de semillas está prohibida en zonas de alta vulnerabilidad como la cordillera de la Costa, que enfrenta mayores riesgos de extinción que las araucarias de los Andes.

En este contexto, el genoma de referencia permitirá desarrollar herramientas de trazabilidad simples, baratas y muy precisas para diferenciar entre individuos de ambas zonas, facilitando la supervisión y el control de las semillas recolectadas. En el corto plazo, esta herramienta podría ser esencial para la creación de una ley y un reglamento de semillas forestales.

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