Un total de 50 aserraderos han debido cerrar en Biobío en la última década

Un total de 50 aserraderos han debido cerrar en Biobío en la última década

  • De 2020 a la fecha, se estima que 20 de estas empresas han desaparecido. Actores del rubro piden una ley de fomento.

Tal como ocurrió con Huachipato y la crisis que vivió Puerto Coronel, el sector forestal y maderero de la Región del Biobío ha levantado la voz para plantear un escenario negativo que los aqueja. Son, sin embargo, las pequeñas y medianas empresas del rubro las que hoy buscan salidas, ayudas en este momento por la gran empresa que ha hecho de parlante para poner sobre la mesa de las autoridades la preocupación de los emprendedores.

La realidad del rubro local se refleja de la siguiente manera. Sólo en la Región del Biobío, desde 2020 a la fecha, más de 20 cerraderos se han visto obligados a cerrar, de acuerdo a estimaciones de Pymemad. En un análisis más amplio, la Corma Biobío-Ñuble plantea que durante los últimos 10 años han desaparecido 50 cerraderos de pequeña y mediana escala, un tercio de la cifra nacional, esto que se suma al cierre de Horcones 2, que dejó a más de 120 personas desempleadas en 2023, así como en la suspensión indefinida de El Colorado, que afectó a 78 trabajadores.

Los representantes madereros están preocupados, principalmente porque saben que aserraderos de estas características tienen la capacidad de generar entre 10 y 100 puestos de trabajo dependiendo de su envergadura, es decir, el resultado de la multiplicación es alta si se considera la totalidad de empresas que han sucumbido y se suman más durante este año en caso de que las condiciones del sector no mejoren. 

Apoyos 
Michel Esquerré, presidente de Pymemad, plantea que la merma que sufre el sector se ha visto también en las exportaciones, donde las pymes representan en 2018 el 10% de los envíos forestales, suma que bajó al 5%, “lo que demuestra que su influencia ha disminuido y en la región el impacto debe ser mucho más fuerte”. El dirigente advierte que la desaparición de productores abarca tanto a personas dedicadas a la producción de astillas como a madera cerrada, “por eso las pymes necesitan en este momento un fomento forestal y el apoyo del gobierno”.

“Hay diferentes factores, pero básicamente el problema más crítico tiene que ver con el abastecimiento para las pymes, porque es bien limitado y caro, y ahí incidieron muchos los incendios forestales que afectaron a pequeños propietarios que eran proveedores de la empresa más pequeña. Las grandes siguen plantando para abastecerse, pero si a las pymes no les das fomento, no tienen de dónde sacar abastecimiento, dice Esquerré, quien explica que este es un problema que tiene una directa afectación en zonas rurales, “en donde las pymes son muy valiosas por dar trabajo permanente durante todo el año”.

En la misma línea, el presidente de la Corma Biobío-Ñuble, Alejandro Casagrande, precisa que en la última década esta crisis ha significado la pérdida de 3.200 puestos de trabajo al año, siendo el Biobío la región más afectada. Y agrega: “hemos presenciado una disminución del 14% de la superficie plantada, pasando de aproximadamente 2,3 millones de hectáreas a menos de 2 millones. Además, 700.000 hectáreas de plantaciones han sido quemadas producto de los incendios, lo que representa alrededor de un tercio del patrimonio forestal nacional, y no todas se han vuelto a plantar”.

Casagrande suma otros factores: Más de 100.000 hectáreas están siendo usurpadas o se encuentran sin posibilidad de ingresar con operaciones, en especial en las provincias de Arauco y Malleco, y empresas contratistas que han sido objeto de más de 400 ataques incendiarios, muchos de los cuales han resultado en el cierre de dichas empresas y el robo a gran escala. 

“Resulta evidente que no nos enfrentamos a desafíos significativos para garantizar el abastecimiento continuo de materia prima a nuestras plantas, de todos los tamaños, algo que no está ocurriendo y explica el cierre de plantas industriales. En los últimos 10 años se han cerrado cerca de 200 aserraderos, principalmente pequeños, pero también medianos y grandes, y una planta de celulosa, el Maule”, sostiene. 

Por último, el representante gremial afirma que Chile necesita con urgencia una ley de fomento forestal que respalde la recuperación de los bosques devastados por incendios y promueva la plantación en áreas afectadas por la erosión del suelo, especialmente para las pymes.

Fuente edición suscripción de Diario El Sur

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